miércoles, 10 de junio de 2009

Libertad de ejercerla




La libertad es un derecho propio de cada ser. Empieza con el libre pensar en la intimidad del alma, algo que además de ser un derecho propio es una propiedad natural del humano. Eso significa que los pensamientos pueden tener cualquier contenido o ninguno. Es un ejercicio de la libertad de pensamiento. Es lo que el hombre íntimamente tiene como argumento a muchas de sus propias preguntas. Opiniones, ilusiones, posibilidades de actos y cada cosa que vaya armando el esquema mental que cada quien tiene de sí mismo. Los pensamientos pueden ser de diversa índole y ética. Pensamientos que según su frecuencia hasta se llaman obsesivos y tienen nombres impronunciables y hasta peyorativos en la jerga médica. En éste sentido se suele hablar del "pensamiento positivo" como mantener la conciencia ocupada en tener buenos pensamientos; por otro lado, en algunos textos estudiados en materia religiosa dice "Dios es el que todo lo ve, aún nuestros pensamientos". Entonces la libertad no es tan libre, o mejor dicho ¿Qué tanta libertad hay de ejercerla cuando se piensa en la intimidad más profunda del ser?

La libertad de pensamiento tiene que ver con el desarrollo de la persona, justamente con la relación de todo lo que el humano ha ido acumulando en toda esa masa de memoria que es el cerebro. Actos propios y ajenos, sentimientos que éstos le producen y cuánto le afectan, razonamientos acerca de cómo realizar actos y llevar a cabo proyectos, poner en la balanza de cuán bueno o malo es y cómo le afectaría a él y a los demás, opiniones acerca de cosas y personas conocidas y desconocidas y un largo etcétera.

Esa Libertad de pensamiento comienza a ser acotada por la consciencia y la razón y según cómo se utilice será más o menos propicia para el desarrollo del dueño de esas cavilaciones.

El siguiente paso es el expresar ese pensamiento o sea ejercer el derecho de la libertad de expresión. Efectivamente es un derecho. El derecho de decir lo que se piensa. Existen muchas maneras de expresar pensamientos y sentimientos que van desde la expresión artística, la literatura, la filosofía hasta la acción misma de cada persona. Existen casi tantas formas de pensar que se expresan como seres humanos.

Si cada persona expresase y ejerciese su derecho de expresión ya se suele hablar de la responsabilidad con que se la ejerce. Suena a que hay una consciencia y una razón que está por encima del individuo lo cual a su vez nos lleva a preguntar a quién pertenece esa consciencia y esa racionalidad. Eso es nada más ni nada menos que el pensamiento colectivo, la consciencia colectiva y si seguimos indagando llegaremos, quizá, al extremo de la masificación de esos pensamientos, ideas y expresiones.

A través de la historia se puede ver que la variedad de ideas llevaron a acciones de "costo razonable", porque implicaban el bienestar común de grupos de personas involucradas en esa idea, convertida -deniominada- en estos casos en un Ideal. Albert Camus se refiere en el "Hombre Rebelde" a aquel hombre que ha interpretado, ha concabido la idea, que tiene los mismos derechos que otros y por ello le corresponde luchar para obtener ese beneficio de igual a igual, expresando así sus pensamientos de forma libre y que en la gran mayoría de las veces es inevitable que produzca consecuencias nefastas para ese hombre rebelde que ha sido capaz de expresar su pensamiento y ha ejercido esa "libertad de expresión" luego de la libertad de pensamiento. Hay hombres que han sido ridiculizados, segregados, encarcelados y hasta ejecutados por mostrar su pensamiento diferente. En estos casos ya hablamos ya de "dictaduras". Dictadura que existe y es tangible y real aún en las sociedades que se jactan de ejercer de forma paladínica la libertad de pensamiento y expresión.

Un pensamiento expresado, para poder ser evaluado adecuadamente de forma positiva y aceptado debe ser acorde a la época y al "colectivo" de esa época. Debe estar alineado al pensamiento de los llamados formadores de opinion. Quien tenga un ítem que no esté en sintonía recibe normalmente agresiones, ridiculización y finalmente segregación. El pensamiento colectivo generalmente es el que prevalece, y es fácilmente demostrable a lo largo de toda la historia y es el que marca los senderos de toda la humanidad.

Los pensamientos, la consciencia, la libertad de pensamiento está íntimamente ligado a la razón y la consciencia, al conocimiento previo de cada instante de vida del ser humano. La "verdad" es relativa al individuo y a su entorno vital, hasta lo que puede observar y palpar. Todo lo que para él es tangible y comprensible de tal manera que pueda hacerlo propio irá a engrosar su experiencia y aprendizaje. El conocimiento colectivo llega al individuo mediante el caldo donde se encuentra ubicado, el mismo que fue ampliándose desde la invención de la imprenta hasta llegar a nuestros días con una variedad tan grande de información, de formas de ese universo informativo, de tal manera que es casi imposible que sólo un individuo pueda procesar a la velocidad que se genera.

Tambien hay que considerar evaluar la veracidad de la información a una velocidad mayor, por lo que el individuo debe recurrir al sentido común. Pero, también sucede que sólo un individuo no puede resumir todos los segmentos del conocimiento, sin embargo la sociedad espera, quizá hasta exige y autoriza, la opinión, la evaluación de parte de las personas que transmiten información. Ésta opinión es tomada como válida, suponiendo que está basada en un cabal y profundo conocimiento del entorno y circuntancias históricas de esa información. Luego se vuelven a generar juicios y nuevas y más ricas opiniones juntando una colección de retazos que comparten grupos de personas que en su gran mayoría no son expertos en el tema y, debido a que quien va recibiendo ese cúmulo acotado de una información no está del todo consciente que acepta e incorpora a sus pensamientos cosas ya prejuzgadas.


Después de éste pequeña narración es posible imaginar que la libertad de pensamiento, podría afirmarse, es mínima y la de expresión aún más acotada; porque aquella opinión o pensamiento de aquella cosa prejuzgada por razones de mayorías no admite otra forma de verse, por más sensata que pueda ser la nueva visión.


Ahora bien: ¿Y si el comunicador no posee un real conocimiento y usando la razón sólo rellenó los espacios inconclusos de aquella información? Está visto que cualquier razonamiento, por certero y científico que fuera, si parte de una falacia genera otra más grande aún. Que comunicada instantánea y masivamente genera aún más errores. El cúmulo de información y opniones congruentes entre sí en mayorías y otras no tan consonantes y diversas son parte de grandes "verdades".Otras, menos creíbles suelen llamarse mitos y leyendas urbanas o poulares.


Todo muestra que el pensamiento es libre dentro de algunos parámetros aceeptados según cierto alineamiento y la libertad de expresión aún más, porque requiere la responsabilidad de ser más certeramente enmarcada. Una expresión que difiera de esa consonancia, aunque puede ser un aporte, es casi siempre ridiculizada y hasta acallada de diversas formas que va desde el volumen de las voces que pretenden acallarlo, pasando por la segregación del individuo hasta la persecución y asesinato de la persona.


En las sociedades densamente pobladas el fenómeno de congruencia en opiniones es más notoria, quizas por la falta de individualismo y despersonalización de la sociedad. Es sencillo ver en éstas sociedades ese efecto masificador, a veces razonable, otras veces equívocas y otras carecen del sentido práctico aplicable, o sea sin fines que afecten positiva o negativamente a la sociedad en sí en su desarrollo. Luego, la poblaciones rurales o de bajas densidades de población que son individualistas, cosa perfectamente visible en formas de vestir y en opiniones dispares entre unos núcleos y otros.




En definitiva, está claro que la libertad de pensamiento no es tal, aunque exista una formación intelectual, ya que están influidas por la opinión común y la libertad de expresión sufre de la misma enfermedad, apareciendo gurúes de distintos ámbitos pues crean una expectativa que ya está preestablecida en la masa.




La libertad de expresión carece de responsabilidad desde el momento que, al estar alineada a pensamientos comunes, más por un deseo de aceptación de parte del individuo que, quizás, lo que realmente pasa por su íntimidad, y también el acallamiento voluntario o por los bastidores sociales proclives a castigar de diversas maneras a quien piensa y opina diferente, sin detenerse a considerar las razones (o no) de ese pensamiento y expresión.