martes, 28 de septiembre de 2010

¿Feminismo o machismo a la inversa?

Hablemos de los principios de Libertad, Igualdad y Fraternidad que profesaba la corriente del iluminismo. La pregunta es si son principios universales, qué es lo que se nos contó y qué es lo que rige en todas las sociedades. Y la pregunta específica es si también incluye al género femenino. Según el juego de palabras seguramente sí. ¡Por supuesto! ¡Habla de IGUALDAD Y FRATERNIDAD!
¿Entonces por qué aún hay quienes siguen despotricando por que no se incluyó a “la mujer”? Simplemente porque nadie lo dijo ni lo especificó sin hablar de la misma historia de la humanidad y de las diferentes culturas. Haciendo un pequeño análisis se puede ver que el cristianismo (al menos la oficialidad) no promueve la igualdad de forma explícita, hay que interpretarla.
Analicemos a qué se hace referencia con “igualdad”, hablando siempre de los géneros. La más simple es la respuesta más acertada, por lo que pensándolo bien nos lleva a la conclusión sencilla de “igualdad de derechos”. ¡Claro! Igualdad de derechos ante todo ente o razón. ¿Qué significa esa “igualdad de derechos”? La respuesta es sencilla, porque significa que los humanos (o como se usaba en textos antiguos, incluido los libros sagrados de diferentes religiones, como generalización: Los Hombres) cualquiera sea su género puede ejercer su derecho como tal, de igual manera. O sea la mujer puede ejercer su derecho a voto con igual valor que el de un hombre y viceversa. Una mujer puede, libremente, ejercer de forma igualitaria un cargo que un hombre. Una mujer puede trabajar y cobrar su salario de forma igualitaria y justa. Lo cual también habla de elección, de la libertad de elección de actividades idénticas a la del otro género.
Pero aquí viene una cuestión interesante. Hablamos de DERECHOS y no de OBLIGACIONES. Cada sexo, cada género, tiene ciertas obligaciones que sólo ése género en particular puede tener. Lógico, hay deberes y obligaciones que competen de forma no-igualitaria. ¡No vamos a pedir a un hombre que engendre en su vientre un hijo! Quizá de forma experimental o bien con una ayudita de la ciencia. Pero sí existe el derecho de educar a un niño. La libertad de elección debe ser tal que no afecte de mala manera a otros. O sea, que si una madre decide trabajar para mantener a su familia y el padre decide aplicarse a las tareas domésticas, es correcto y no es juzgable ni mucho menos objetable por nadie. El principio de “Igualdad” es simplemente ese y la libertad de elección acerca de la actividad que realizan, y eso significaría que la madre que se va a trabajar tendrá derecho al salario justo y equitativo.
Las feministas claman por la igualdad. ¡Excelente! Todos busquemos la igualdad. Pero una igualdad inclusiva, donde ya no existan ni machistas ni feministas. Porque el feminismo puesto de manera extrema se convierte en lo que es el machismo al hombre o en algún tipo de conveniencia parcial y efímera. Desde hace mucho tiempo la mujer es una forma de “arte”, ya que se ha explotado el apetito del hombre por la mujer y se ha utilizado figuras de mujeres semi desnudas, desnudas o sensuales en publicidades y a la mismísima Mata-Hari. Aunque algunas corrientes de pensamiento dicen que en realidad la famosa espía en realidad “usaba” a los hombres. Dicho y puesto de estas diferentes maneras, el feminismo suena a una revancha, a una “vendetta”. Como aquel político que luego de hacer durante muchísimos años una campaña que favorecería a los más carenciados, los cuales al ser cada vez más, le permitieron llegar por el voto al puesto de intendente. Una vez en ese puesto el político dijo:”Mucho he sufrido para llegar aquí, así que ahora voy a cobrármelas todas y luego, si queda algo, me ocuparé de los carenciados”. Creo que es una historia de “Cuentos de Pago Chico”, y realmente refleja algo que es realmente una actitud humana, que se ve siempre. O bien, cuando un grupo de gente lucha por un logro sectario nunca se une a otros y aducen “primero ganemos lo nuestro y luego veremos lo de los demás”. En ambos ejemplos se ve la falta de “Fraternidad”, de solidaridad.
Paradójicamente a los hombres que tanto se los ha tildado de machistas, siempre admiran a las mujeres que hacen historia, heroínas verdaderas e incluso de historietas. Más allá de las apariencias físicas. Tengamos en cuenta que siempre se ha “vendido” las historias con protagonistas que responden al modelo (tanto femenino como masculino) que sean atractivos para la mayoría del público. O sea, el famoso principio de El Principito: “Lo esencial es invisible a los ojos”, en estos casos publicitarios, es casi imperceptible. O sea, siempre relacionamos a “gente linda” con actitudes heroicas y buenas. Eso vuelve a ser aplicable a la mujer. Pues de qué otra manera se puede explicar la explosión de modelos y actrices que se exponen hermosas en las fotografías o películas. De hecho lo hacen conscientemente y es su forma de ganar dinero (¡Y no poco dinero!). Algunos feministas podrían verlo como la famosa “revancha”, pero no se condice con el principio de “igualdad” que tanto se reclama. ¡Claro! Para aparecer en esas tapas (mujeres y hombres) tienen que tener “ciertos” perfiles y atractivos.
A veces el feminismo es una suerte de “comodidad”, se es feminista según la conveniencia propia en determinadas situaciones. Como hombre podría luchar por el feminismo, por ejemplo, cuando sale a comer con una mujer y el hombre es quien al ser hombre debe mostrar su “caballerosidad” y abonar la cuenta. Veamos, a los ojos de una mujer si lo hace es un “caballero” y si no es un bruto y difícilmente vuelva a tener algún acercamiento a ese hombre. Y el hombre, si la mujer saca su billetera y paga la cuenta siente una profunda vergüenza. Hablamos de actitudes y situaciones en las cuales se puede hablar de “igualdad de derechos”, sin embargo no ocurre así. Siempre es “a conveniencia”.  Otras veces, las feministas luchan porque, aducen que no pueden tener un puesto de trabajo superior al de un hombre, cuando se adivina que detrás de esa afirmación existe el deseo de revancha. En ésta década Nuestro País tiene una Mujer Presidente (o “PresidentA”, como ella misma afirma y desea que se acepte la palabra en el diccionario español), pero es una mujer que no desea revancha a pesar de su poder.
También la corriente feminista se ha manifestado por la libertad de ejercer su derecho respecto de abortar con el argumento de que la gestación se está produciendo en el vientre de una mujer, el cual es propiedad de esa mujer y por el cual ella tiene la libertad y el derecho de administrar a voluntad; como así también un argumento también válido es el que al ser ilegal es productor de muchas muertes.
Otras mujeres feministas consideran al hombre como una suerte de esclavo que debe ser capaz de proveer, trabajar y además “servir” como macho de especie, mientras ellas deben ocuparse de “cosas de mujeres”. O sea, volvemos a la “conveniencia”.
Hace no tantos años la mujer era una especie de propiedad o de niña que cuando contraía matrimonio la patria potestad de los padres de la niña transferían al flamante marido. En la historia bíblica se valora la “virginidad” como un “bien” que debe recibir el hombre al tomar a una mujer como cónyuge. De hecho también las esclavas eran menos cotizadas que los esclavos, y se refería a sus capacidades inmediatas de trabajo más que a una cuestión machista o feminista. La mujer, a través de la historia ha sido tratada como el sexo débil, una suerte de compasión extremadamente peyorativa. Pero son cuestiones que han ido cediendo en muchas sociedades.
Aún hay sociedades como las mahometanas (y otras muchas más que justo en éste momento no acuden a mi memoria) que consideran a la mujer como ese ser inferior y una suerte de propiedad de los hombres, del macho de la especie. Y está en nuestras generaciones con acciones, escritos y declamaciones el deber de cambiar esas mentalidades. Pero sin transgredir la delgada frontera ética de las conveniencias personales.
Por todo ello al hablar de LIBERTAD e IGUALDAD de todos los seres humanos se refiere a igualdades de derechos y libertades, como así también cuando hablan de FRATERNIDAD se refieren a la solidaridad de unos con otros. Nunca se hizo distinción de género o sexos. Las personas de buena voluntad siempre entienden éstos principios de la manera adecuada o al menos lo intentan, para que sus acciones sean beneficiosas para todos. Por ello es erróneo hablar de “machismo” o “feminismo”, corrientes que culminan siendo el mismo principio puesto de una u otra forma, pero sí hablemos de los principios del ILUMINISMO, para resumir la actitud solidaria y bondadosamente noble que debemos tomar como un deber ético, y transmitir a nuestras generaciones. Sin sobre-beneficiar ni dejar que ocurran  esas parcialidades a ninguna de las partes; sólo así podríamos hablar de la verdadera igualdad y no de corrientes que hasta tienden a parecerse al fanatismo o fundamentalismo.

S:.

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